domingo, 20 de enero de 2013

ARQUITECTURA DEL AGUA EN EL CABRIEL 1878



ARQUITECTURA DEL AGUA EN EL CABRIEL 1878 ANTONIO MARTORELL
El texto siguiente es un resumen de la visita de inspección realizada en 1878 por el arquitecto Antonio Martorell, comisionado por la Junta de Gobierno de la Acequia Real del Júcar con el fin de reconocer los aprovechamientos irregulares de agua que se realizaban en las cuencas altas del Júcar y Cabriel. En este texto   aparecen entresacadas sólo lo referente al término municipal de Villamalea e Iniesta en Vadocañas.

El Cabriel como río singular de la comarca: breve descripción

Toda una infraestructura de caminos, vías pecuarias, ventas, puentes, molinos, presas, etc. han jalonado y jalonan su trazado.
   A su paso por la comarca, además de la infraestructura de puentes, presas, norias, etc., destaca la existencia de aldeas y caseríos, hoy deshabitados en su mayoría, que han aprovechado tradicionalmente sus aguas originando importantes extensiones de huertas: La Fonseca, Los Cárceles, Santa Bárbara, El Retorno, Casas de Cárcel, Casas del Río, etc. También, el Cabriel ha sido históricamente aprovechado para el traslado de maderadas y de haces de cañas.

Aguas abajo del Pantano de Contreras, ya en plena comarca de Requena-Utiel, su caudal depende totalmente del grado de desembalse, con épocas (frecuentemente otoño, invierno y parte de la primavera) en que sólo discurre un mínimo caudal con el aporte de los barrancos y fuentes que abocan al Cabriel, y épocas en que discurre muy crecido para su utilización en el riego de zonas litorales, la producción de energía, etc. La Presa de Contreras, construida en 1.975 y con 984 hm3 de capacidad, ha servido para dominar las aguas del temible Cabriel, famoso por sus frecuentes riadas que destruía los puentes de toda la zona y anegaba huertas y parajes adyacentes.

También, desde 1995, con la declaración del Parque Natural de las Hoces del Cabriel en la orilla castellano-manchega, el río a su paso por la comarca ha experimentado una importante revalorización mediática y ha sido dado a conocer al gran público por sus características como ecosistema singular dada su gea, fauna, vegetación riparia y bellos parajes. En el año 2005, la orilla valenciana que pertenece a los términos de Villargordo, Venta del Moro y Requena también ha sido declarada parque natural.

Aunque en la primera mitad del s. XX sus orillas estaban bastante pobladas (La Fonseca, Vadocañas, Santa Bárbara, Casas de Cárcel, etc.), el implacable éxodo rural que ha afectado a casi toda la comarca en la segunda mitad del s. XX ha hecho especialmente mella en las aldeas riacheras, siendo en la actualidad muy pocas las que subsisten con un escaso poblamiento (Los Cárceles, Casas del Río y algún caserío disperso).

La noticia bibliográfica

Tras una breve introducción y consideraciones generales, el impreso relata pormenorizadamente la visita de inspección realizada a los ríos Cabriel, primero, y Júcar, después, entre el 21 de septiembre y el 12 de octubre de 1878. Se detallan todos aquellos elementos arquitectónicos que acompañan a ambos ríos con la descripción de sus características: presas, molinos, acequias, batanes, ruedas, puentes, huertas, etc. Finaliza el impreso con un resumen de todos los aprovechamientos ilegales que se realizan de las aguas. La memoria se firma el 22 de diciembre de 1878.

El eterno problema del agua y el objetivo de la expedición

Era del conocimiento de cuantos tienen interés en los riegos del Júcar, aguas debajo de su confluencia con el Cabriel...la necesidad de saber de manera cierta y precisa qué pasa en la parte alta de ambos ríos; cuál es la causa ó causas de la visible disminución de sus caudales; si es que sus fuentes se han empobrecido y el tal empobrecimiento produce el presente estado precario de los riegos del Canal del Júcar, siendo al mismo tiempo una terrible amenaza par el porvenir; si es sencillamente que se distraen y aprovechan las aguas en las regiones altas por quién o quiénes no tengan derecho...; si es consecuencia de la continuada escasez de lluvias que hace cuatro años nos aflige, ó si es otra causa para nosotros desconocida...”.
El sempiterno problema de la escasez de agua estaba presente y los regantes del Canal del Júcar en la parte baja de ese río constataban cómo las aguas llegaban con una notable disminución. Es decir, un hecho pasado que bien puede trasladarse a la realidad más actual con los graves problemas de carencia de agua que aquejan a los cultivos y poblaciones de la costa mediterránea. Problema actual con una enorme repercusión mediática que polemiza entre los efectos de un presunto cambio climático, los problemas de un crecimiento urbanístico desmesurado e incontrolado, unos sistemas de regadío obsoletos y unas controvertidas posibles soluciones a partir de trasvases entre cuencas hidráulicas que enfrentan a los habitantes de las diferentes regiones y comarcas.


Resultados

Al final del reconocimiento del Cabriel, se encuentran en este río un total de 45 presas o azudes de diferente rango (según el propio recuento de la Comisión), 18 molinos harineros con 53 piedras o muelas, 5 batanes, 1 martinete laminador de hierro y cobre en Contreras y 15 norias y ruedas hidráulicas. Las estimaciones de hanegadas de huerta regadas ascienden a más de 9.500, y de éstas unas 1.730 se estiman de riego irregular. El río Júcar registra un mayor aprovechamiento, en parte debido a su mayor longitud, y se contabilizan en su cauce hasta Cofrentes 58 presas, 132 norias, 4 ruedas, 60 molinos con un total de 199 piedras, 12 batanes, 1 martinete, 3 fábricas de hilatura de lana, 2 herrerías y 3 fábricas de papel.

Elementos destacables en el curso del Cabriel

La descripción detallada del Cabriel que nos procura Antonio Martorell permite destacar ciertos elementos y hechos que confirman una visión de un río que a fines del s. XIX era ya intensamente explotado con aprovechamientos ahora en desuso en la mayoría de casos.
El Cabriel era un río utilizado para el transporte de maderadas como atestiguan diversas descripciones de presas que coinciden en dejar un portillo, generalmente el central, practicable para el paso de maderas. Así en la Presa de Basta, la de Casas del Río, la de Villatoya, la de Vadocañas y la de Vicente (aguas arriba del Pajazo) se dispone de portillo para el paso de maderas, llegando incluso a afirmar que en la de Villatoya su dueño cobraba por el citado tránsito de material. La memoria afirma que estas mismas maderas son conducidas después por el Júcar. Este uso está constatado también durante la primera mitad del s. XX.
Sin duda, el elemento fundamental de la memoria son las presas o azudes, que se encuentran a lo largo de todo el Cabriel con su función de retener al agua que aprovecharán acequias, caces, norias, molinos, batanes, etc. Aquí, el término de presa se emplea en sentido genérico con el significado de una construcción que retiene el agua para su aprovechamiento y, dada la envergadura de las construcciones que describe la memoria, hablamos muchas veces en realidad de azudes. La categoría de las presas es muy diferente, siendo algunas de ellas muy modestas (sólo de estacas y ramaje) y otras ya de cierta importancia. Según su categoría, el autor las califica como presa, presones o presoncillos. Antonio Martorell describe su construcción en el que intervienen diferentes elementos como la piedra en seco, durmientes, estacas, caballos, muros de mampostería y mortero, ramaje, etc. En algunos casos, su construcción es tachada por el arquitecto como de “malísima”.
Asimismo como antiguas, se citan la Presa de los Cárceles de 2 m. de anchura por 2’25 de altura; la Presa de Vadocañas (entre Iniesta y Venta del Moro), de unos treinta años y de buena construcción; 
En Vadocañas existía una presa de cierta importancia de 30 años de 3-5 metros de anchura por 2’20 de altura que movía el molino de cuatro muelas de Miguel Risueño en la orilla de Iniesta y un batán en la orilla de Venta del Moro. La presa estaba dotada de portillo para el pase de maderas.
Son bastante las ruedas con función de noria que se encuentran al paso del río con la función de elevar sus aguas para el riego de huertas. Las ruedas son verticales con cajones y palas de madera (en algún caso de barro cocido en vez de madera) y sobre ellas, el autor destaca la imperfección de su sistema, montaje y construcción, de tal forma que llega a afirmar “que escasamente aprovecharán el 5% del trabajo desarrollado por el motor”. Cuando el sistema es de doble rueda vertical el autor las define como norias en muchos casos. Entre las norias y ruedas, se citan la  rueda en la Presa de Tamayo (Villamalea); otra rueda vertical de cajones en Tamayo; otra rueda en la Presa Quemada (Villamalea);

Rueda de Los Basilios, unos 5 km. aguas abajo de Los Cárceles en la orilla de Villamalea. Sus aguas se remansaban gracias a una presilla aún existente, las aguas que elevaba la rueda se vertían sobre una acequia. La rueda ha sido recientemente restaurada.
Los puentes no son objeto de descripción de la memoria y, como ejemplo, baste citar que no es nombrado el de Vadocañas. Los puentes en sí no suponen una alteración del discurrir de las aguas y, por tanto, en un principio, no presuponen un abuso irregular de las aguas. No obstante, en algunos casos se mencionan los puentes que permiten vadear el incontrolable Cabriel de aquella época. En Cofrentes, se cita el Puente del Cabriel, ya que 6 Km. aguas arriba se ubica la también llamada Presa del Cabriel que da agua al Molino de Gregorio y José Correcher. De pasada también se cita el Puente de Tamayo (puente que frecuentemente las riadas han derribado), que une las orillas del Cabriel entre Villamalea y Venta del Moro.
Otro elemento muy destacado en la memoria es la gran cantidad de molinos que aprovechan las aguas del Cabriel, generalmente a través de sus presas. Se citan, además, las piedras o muelas que posee cada molino. Habrá que precisar que cada piedra citada equivale en realidad a dos piedras, como bien nos recuerdan los tratados de molinería: la muela solera (o fija) y la corredera. Los molinos eran de agua y en casi todos los casos especifican que son harineros. Entre los muchos molinos que se describen, cabe destacar los de cuatro ruedas o muelas como el Molino de Abellán (aguas abajo de Los Cárceles, en término de Villamalea) cuya presa también daba agua a un batán; el Molino de Miguel Risueño en Vadocañas con un rodete motor. De tres piedras eran el Molino de la Terrera y el Molino de Tamayo.



Los Cárceles (Venta del Moro y Villamalea). Detalle de las casas de la aldea en la orilla de Villamalea y vista aéreas del Cabriel a su paso por el paraje donde según la memoria se ubicaba una presa de remota antigüedad de 2 m. de ancho por 2’25 de altura, dotada de portillo en la margen derecha para el paso de maderas. La presa daba agua a un molino en la orilla de Villamalea de cuatro piedras y un cubo y regaba 60 hanegadas de huerta en la orilla de Venta del Moro (margen izquierda en la foto).
En otras ocasiones, el agua era aprovechada para mover martinetes, aunque en el Cabriel sólo se reconoce un martinete laminador de hierro y cobre en Contreras. Más usual era el empleo del agua para mover batanes. Cinco son los batanes que se encuentran en el discurrir del Cabriel: en La Terrera, en la Presa del Molino Abellán, en Vadocañas en la orilla de Venta del Moro, el batán de Cristinas (anteriormente fue herrería) en el término de Pajaroncillo y otro batán en el Salto de Víllora, que en este caso era movido por el propio río sin necesidad de presa.
Las aguas del Cabriel eran también aprovechadas para regar extensiones de huertas, en algunos casos considerables. Destacan las huertas las huertas regadas por la Presa de Cuevas Blancas eran de unas 500-600 hanegadas; la Presa Palomarejos (Villamalea) regaba 400 hanegadas de huerta y también en Villamalea, la Presa Quemada regaba 1.000 hanegadas.


Y junto con las huertas, son muchos los caseríos y casas de labranza que la expedición encuentra a su paso, que en algún caso son contadas por la Comisión expedicionaria: 7 casas en Cuevas Blancas con sus huertas aledañas; 5 caseríos en la Presa Palomarejos; 10 en la Presa Quemada; 5 casas de labranza en el Molino de Abellán;
 “Llevando una gratísima impresión del pintoresco cuanto accidentado valle del Cabriel, lleno por todas partes de bellezas naturales, de incomparable efecto, ya de imponentes murallones verticales de colosal elevación, ya de frondosísimos bosques, en donde reposan los pasados siglos, ó bien de vistosísimos saltos con sus rosarios de cascadas y sus irisados cambiantes. Y entre tanta maravilla sigue su eterno y ondulante arrastre la serpiente de líquida plata, y paga murmurando su tributo al río Júcar.

Anexo: Catálogo de la arquitectura del agua del Cabriel desde Cofrentes a Boniches

·                    Sección tercera: Villatoya – Molino de Los Cárceles. 38 Km. aprox.
  1. Presa de Tamayo (Puente de Tamayo – Villamalea). Propiedad de Pedro Sotos. Reconstruida hace unos 20 años. Construcción: igual que la Presa de los Trancos. Riega 50 hanegadas de las huertas de Tamayo y mueve un molino harinero de tres piedras gracias a una rueda vertical de cajones.
  2. Presa de Cuevas Blancas (Cuevas Blancas – Villamalea). Antigua. Construcción: igual que la Presa de los Trancos; 3 m. ancho por 2’20 de altura. Riega 500-600 hanegadas de huerta en la orilla de Villamalea. Entre esta presa y la de Palomarejos se cuentan 7 casas de campos con sus huertas.
  3. Presa de Palomarejos (Cañada Palomarejo - Venta del Moro). Antigua. Construcción: igual que la Presa de los Trancos; 2 m. de ancho por 1’30 de altura. Riega en orilla de Venta del Moro 400 hanegadas de tierra. 5 caseríos con sus huertas, algunas regadas por la Presa Quemada.
  4. Presa Quemada (Casas Quemadas – Villamalea). Antigua y construida donde el río posee una gran anchura. Construcción: pilotaje, durmiente y carreras formando cajones regulares de mampostería en seco; 3’60 m. de ancho por 2’70 de altura. Riega en orilla de Villamalea 1.000 hanegadas. 10 casas de labranza entre los términos de Villamalea y Venta del Moro y una rueda vertical de cajones para el riego de huertas.
  5. Presa del Molino de Abellán (Villamalea). Antiguo. Construcción y dimensiones: la misma que Presa Quemada. Mueve el Molino de Abellán de cuatro piedras y un batán. 5 casas de labranza a ambos márgenes del río.
·                    Sección cuarta: Los Cárceles – La Fonseca. 45 Km. aprox.
  1. Presa de los Cárceles (Los Cárceles – Villamalea y Venta del Moro). Remota antigüedad. De construcción regular, igual que la de Presa Quemada y la del Molino Abellán, con portillo en la margen derecha para el paso de maderas; 2 m. de ancho por 2’25 de altura. Mueve el Molino de Los Cárceles en la orilla de Villamalea de cuatro piedras y un cubo. Riega 60 hanegadas de huerta en la orilla de Venta del Moro.
  2. Presa de Vadocañas (Vadocañas – Iniesta y Venta del Moro). Unos 30 años de antigüedad. Propiedad de Miguel Risueño (de Iniesta). Construcción de cierta importancia a base de estacas, carreras y durmientes formando cajones de relleno de mampostería en seco; anchura variable entre 3 y 5 metros y altura de 2’20. Dotada de portillo para el pase de maderas. Mueve el Molino de Vadocañas (propiedad también de Miguel Risueño) de cuatro piedras y un rodete motor de la máquina o tamiz para limpia de trigo ubicado en la orilla de Villamalea. Mueve también un batán en la orilla de Venta del Moro.

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