domingo, 26 de agosto de 2012

El olmo


El olmo  (Ulmus minor)
El olmo tiene una larga historia asociada al hombre. Aunque se desconoce cuándo se iniciaron sus relaciones, éstas debieron de ocurrir al poco tiempo de hacerse el hombre sedentario y agricultor. Puesto que este árbol habitaba en fértiles vegas que el hombre necesitaba, no hubo más remedio que retirarlo para poder cultivar, pero no se eliminó por completo y enseguida el hombre se debió dar cuenta de sus múltiples aplicaciones.
El olmo tiene peculiares características que lo hacen muy útil en múltiples facetas. Sirve para desecar el terreno pantanoso (sus raíces aguantan el terreno encharcado), soporta bien los veranos secos, aguanta los terrenos compactados (plazas, caminos, ermitas, lugares de romería, zonas empedradas o asfaltadas), se propaga con facilidad de los vástagos que salen de la raíz o por estacas, útil como soporte de viñas, sus hojas sirven de alimento al ganado, proporciona estacas para cercas y madera para lumbre, hornos…
Su madera es muy tenaz, elástica, fácil de trabajar, de pulir y aguanta muy bien sumergida en agua. Se ha empleado en carpintería, ebanistería, carretería (para radios de carro y cubos de las ruedas), en la fabricación de útiles de cocina, en construcción naval( en botes de pesca, en gabarras, para estructuras de embarcaderos), construcciones hidráulicas, palotes de mina, en tonelería, construcción de viviendas, para hacer dientes de engranajes de antiguos ingenios, conducciones de agua (en la antigüedad se usaba a modo de cañería en forma de troncos cortos perforados, han sido descubiertos en excavaciones de varios siglos de antigüedad y aún se conservan perfectamente), artículos de deporte, debido a ser muy decorativa su madera es utilizada para la fabricación de muebles, se emplea en torno, parquet, pipas, , tablones de labranza, en los techos de las viviendas se alternaba con pino para que no se combara, las setas que cría en el suelo y en el tronco son buscadas para comer.
El Dioscórides habla del olmo como planta sudorífica y al exterior empleada contra enfermedades de la piel. Por el tanino que contiene su corteza es buen astringente, y sus hojas majadas con vinagre curan la sarna y también se pueden cocer para comer a manera de hortaliza.
El olmo se ha plantado a lo largo de la historia principalmente para conseguir frescura y sombra en lugares de reunión o para proteger a los animales. Y como árbol longevo que es, sus funciones las ha venido realizado durante mucho tiempo.
Felipe II lo tomó como árbol social, ligándolo a sus lugares de residencia, como Aranjuez, Casa de Campo, El Pardo o El Escorial. Pero el olmo sobre todo ha sido el árbol del pueblo, de vecindario y bajo su sombra se han relatado los acontecimientos de la comunidad rural. Aquí pasaban los ancianos sus largas tardes de estío, rodeados de chiquillos, han sido lugar de reunión y encuentro, de los concejos, se ha impartido justicia y han ocurrido hechos históricos (Fernando III el Santo fue aclamado como rey de Castilla bajo el olmo de Antillo).
Las primeras noticias históricas que se tienen del olmo se remontan a los escritores griegos y romanos: Homero, Filostrato, Plinio…
El olmo también tiene connotaciones religiosas desde la antigua Grecia, asociándolo a Dioniso, dios del vino. Esta consagración se debe sin duda a la costumbre griega y después romana de usar el olmo como soporte para las vides. De ahí el refrán “No le pidas peras al olmo”; esto es pasarse, pero sí puedes pedirle uvas.
En la religión católica este árbol ha servido como soporte para apariciones de vírgenes, levantándose a su lado numerosas capillas e iglesias. Así diversas leyendas dan testimonio de la ancestral unión entre  olmo, hombre y lo divino, encontrándose el primer relato escrito en Homero, cuando cuenta que, para asegurar reposo, se plantan olmos como amables centinelas en torno a la tumba del héroe griego Aetón, tras su muerte bajo las murallas de Troya.
En casas de Uceda (Guadalajara), la Virgen se le apareció a un pastor en forma de paloma en lo alto del olmo. El pastor recogió la paloma llevándosela a otro pueblo y cuando la soltó ésta acudió al mismo sitio, esta operación se repitió varias veces, hasta que en la última la paloma se transformó en Virgen, levantándose en ese lugar la ermita de la Virgen del Olmo.
En Villaescusa (Zamora), dicen que se hallaban dos caballeros batiéndose bajo un olmo. De pronto se les apareció la Virgen entre sus ramas, dejando los caballeros de luchar y exclamando “buena excusa para dejar de batirse”, por lo que el pueblo cogió el nombre de este hecho “Buena excusa”.
De la olma de Rascafría cuentan que en su interior se escondía el bandolero Tuerto Pirón.
La mitología y leyendas japonesas dicen que los olmos fueron los primeros árboles en aparecer en la tierra para proveer de leña al fuego de los hombres.
Si has nacido entre los días 12 y 24 de enero o entre el 15 y 25 de julio, según el calendario celta, el olmo, símbolo de nobleza y generosidad, será siempre tu árbol protector.
Por supuesto, el olmo tiene su sitio en la literatura. Pio Baroja cuenta que subido al olmo y fumando su pipa, dejaba volar sus sueños, Cervantes, Góngora, Lope de Vega, Bécquer, Blas de Otero,  Víctor Hugo y Antonio Machado, también lo han cantado.
El olmo campestre es el olmo por excelencia, el más alto, el más fuerte, el más bonito.  Es el Ulmus minor Miller; Ulmus campestris L; Ulmus vulgaris Dall, álamo negro, negrillo…Puede tener hasta 25 ó 30 metros de altura, pudiendo vivir  400 ó 500 años. Es una especie de llanura y media montaña hasta 1300 metros.
Además de las especies ibéricas, el hombre incorporó durante la época romana individuos italianos, que vinieron asociados al cultivo de la vid, que se han mantenido en forma de clon que tiene 2000 años de antigüedad.
El tronco es recto, alargado, a veces sinuoso, cubierto por una corteza marrón oscura, espesa y con grietas profundas, la de los árboles jóvenes es lisa, grisácea y en ocasiones salpicada por espesas crestas acorchadas, que constituyen una protección contra los dientes de los herbívoros.
Las hojas van insertadas a uno y otro lado del brote, en dos filas paralelas, con un peciolo corto y rechoncho que se enrosca un cuarto de vuelta, de tal forma que quedan todas dispuestas en el mismo plano. Son claramente disimétricas en la base, son doblemente dentadas, coriáceas y ásperas, sobre todo por el haz, revestido por una corta pilosidad. El limbo mide de ocho a diez centímetros, es ovalado, y termina en punta en el extremo superior y va salpicado de nervaduras salientes paralelas.
Florece a partir de finales de febrero con múltiples racimos de color rosa rojizo; las flores, con un corto peciolo, no tienen ni pétalos ni sépalos.
El fruto madura en mayo; se trata de una sámara orbicular con la copa recortada, con un ala ancha que favorece su dispersión por el viento.
Hay una plaga propia del olmo, la galeruca (xanthogalerucella luteola mull).Se trata de un coleóptero de la familia Chrysomelidae de alimentación monófaga, cuyas larvas y adultos de alimentan exclusivamente de las hojas de los olmos. Es una de las plagas que más daños causa pudiendo ocasionar una gran defoliación con la consiguiente debilidad del árbol, pudiendo provocar que sean atractivos para los perforadores transmisores de la grafiosis.
Grafiosis es el nombre de la terrible enfermedad que ha hecho casi desaparecer los olmos. Significa enfermedad gráfica. Puesto que  va unida a unos llamativos dibujos en la cara interna de la corteza, que sólo se observan al desprenderse del árbol después de su muerte.  Los trazos son el resultado de las galerías reproductoras del escarabajo (barrenillos, escolítidos del género Scolytus) que trasporta el hongo (Ceratocystis ulmi) que luego tapona los vasos de la planta impidiendo la circulación de la sabia y ocasionando su muerte.
El olmo es pues un árbol útil y bello, un fiel compañero, cuya conservación debe constituir un reto. Si hay que sustituir un olmo, que lo sea por otro resistente a la terrible enfermedad de la grafiosis.
A UN OLMO SECO
  
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

(Soria, 1912)

ANTONIO MACHADO 


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