domingo, 20 de enero de 2013

RUTAS ENTRE AMIGOS COMENTADAS POR ENRIQUE MARTÍNEZ MOTILLA



A CONTINUACIÓN APARECEN UNA SERIE DE RUTAS REALIZADAS ENTRE
AMIGOS Y COMENTADAS POR ENRIQUE MARTÍNEZ MOTILLA (QUIQUE)
VADOCAÑAS- MOLUENGO 17-4-2003
UN RETO PERSONAL 28 km.
Durante mucho tiempo, cada vez que miraba hacia el horizonte en dirección a
los cuchillos o a Requena me encontraba con la Sierra de Rubial o Derrubiada y con su
máxima altura, el “mítico “Moluengo. Me decía a mí mismo que era una cota que tenía
que conseguir tarde o temprano, pero he de reconocer que a esta marcha le tenía un
poco de respeto, tanto por la distancia 28 km., como por el gran desnivel a superar,
Vadocañas 450 m. al Moluengo 1.041 m.
Después de darle muchas vueltas se lo comenté a José Miguel y una mañana a
las 9,30 salíamos con Rafa, Alfonso, Hernando y Javier con nuestros inseparables
Chaky y Snoopy, hacia una de las marchas más duras que hemos hecho hasta ahora.
Sobre las 10 llegamos a Vadocañas y nos disponemos a caminar saliendo por el
puente, camino de la Venta del Moro, con unas cuestas de una fuerte pendiente, que
para empezar nos calienta a base de bien, llegando enseguida a la cota de los 600
metros.
Después de esta gran subida el camino se hace mucho más agradable, sin tanto
desnivel, aunque siempre subiendo, entre pinos, viñas y almendros, la mañana es
fabulosa. A las 11 llevamos 5 Km. en la Hoya Redonda a 683m. y los perros corren a
sus anchas y llegan a “echar” un par de conejos, pero dada su alzada no son capaces de
cogerlos.
Lo que nos indigna es que todo el camino va paralelo a una valla de la finca de
Los Franco (El Tochar) que además todos los caminos públicos que nos marca el mapa
los tienen cerrados con puertas metálicas, pensamos que el ayuntamiento de Venta del
Moro debería hacer algo al respecto.
Después de una larga subida por el collado de la Salamonorda, llegamos sobre
las 11,45 al cruce con el camino que viene de Los Cárceles y la Fuente de la Oliva,
donde nos disponemos a almorzar. Curioso paraje, unos pinos centenarios que dan una
sombra muy agradable a unas mesas de obra esparcidas aquí o allá y una fuente
excavada en una cueva horizontal de unos 30 metros de fondo, que luego simplemente
es poco más que un charco y nos deja un poco desilusionados. Lo curioso es que el
pueblo más próximo estará a unos 20 kilómetros.
A las 12,15 levantamos el campamento y nos internamos por un camino perdido
en el pinar, que después vuelve al camino principal que hemos abandonado para ir a la
fuente.
Aquí viene lo más duro, cogemos el camino a la derecha que está marcado con
unos postes de PR (pequeño recorrido) que dan la vuelta por el Moluengo y después de
una recta de unos 500 metros empieza una subida terrible, pasamos en poco más de 1
km. de la cota 770 a la de 920, aquí los jóvenes tiran para arriba con toda su fuerza y
nosotros subimos como buenamente podemos. Cada uno a su ritmo, intentando no
reventarse, los perros como siempre correteando a su aire. Muy cerca de la cima
giramos a la derecha y una empinada cuesta nos lleva al Moluengo 1041 m y mi espina
particular sacada. Son las 13,10.
Nos relajamos admirando el paisaje, que hacia la parte de Valencia nos enseña
los pueblos de Villalgordo, Jaraguas, Venta del Moro, Caudete, entre otros, así como la
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autovía. Sin embargo hacia nuestra vertiente apenas podemos distinguir nada ya que una
fina neblina nos lo impide.
Y desde estas líneas una petición y un llamamiento a quien corresponda ¡¡
pongan un bar en la cumbre!! Llegamos reventados y las cervezas habrían caído de a
trago. Pero nos tenemos que conformar con el agua caliente que llevamos en las
mochilas, y que nos hemos racionado celosamente para paliar como podemos las sed
(hemos subido 600m en 12,5 Km.).
Después de hacernos las consabidas fotos en lo más alto emprendemos el
descenso 40 minutos después, pero en vez de volver por el mismo sitio, en el primer
cruce seguimos recto, que a pesar de ser más largo tiene menos pendiente y nuestras
rodillas sufrirán menos. El camino discurre por la vertiente norte de la sierra y el paseo
es bastante agradable, asombrándonos de lo arreglados que están todos los caminos de
la sierra en confrontación de la Generalitat con Bono por haber hecho de las Hoces un
paraje natural y restringido. Todos estos caminos antiguamente estaban perdidos porque
el tránsito por aquí era nulo o muy escaso.
Seguimos bajando y dando la vuelta a la sierra, ahora ya por la parte oeste y a las
14,45 llegamos a un cruce que va hacia la Fonseca y Hoz de Vicente a la derecha,
nosotros sin embargo seguimos hacia delante buscando la Fuente de la Oliva, donde
pensamos hacer un alto para comer.
A eso de las 3,30 llegamos por fin a la Fuente de la Oliva donde nos ponemos a
comer nuestro bien merecido bocata y damos cuenta de la bota de buen Viñamalea.
Estamos todos bastante cansados y nos tiramos entre los pinos cada uno como mejor se
acomoda y después de una media hora de siesta iniciamos el regreso.
Al poco de empezar nos aborda un coche con una pareja en busca de las Hoces
del Cabriel, le indicamos lo mejor que sabemos y no sabemos si llegarán o no.
El camino de vuelta se hace más relajado, aunque el día ha sido muy duro y se
nota en las piernas. Los perros ya no corretean tan alegremente y no se separan de
nuestros pies, señal inequívoca de que están cansados.
Cuando ya avistamos Vadocañas, comentamos que si hemos podido con esta
etapa podemos con lo que nos echen, aunque alguno ya no sienta las piernas. Y en el
puente a las 6 de la tarde nos hacemos las últimas fotos de llegada con un paisaje
maravilloso sobre el río Cabriel.
Yo comprendo para mi desgracia que el podómetro que llevo para medir la
distancia no me funciona y juro en arameo sobre la tecnología moderna. Nos tocará otro
día con José Miguel subir con el coche para calcular distancias y medir la marcha.
Ha sido un día muy duro pero hermoso y muy gratificante, porque nos hemos
demostrado a nosotros que todavía estamos en activo y yo personalmente he vencido al
Moluengo.
CASA DE JORGE A CUCHILLOS Y HOCES 4-1-2004
TURISMO INVERNAL POR EL CABRIEL 17 Km.
Durante la madrugada de la nochevieja de 2003 un poco caliente y adormilados
más por la edad, que por el cansancio, después de la consabida juerga del regalo del
amigo invisible, alguien dijo, seguro que fue Jorge ¡Quique preparamos una marcha
buena para el domingo!, y allí me tienes pensando a donde podría llevar a aquella panda
de domingueros pasados de kilos, sin que se me espatarrara alguno en el camino. Se me
ocurrió la de los cuchillos por lo bonito que es el paisaje y pensé que no la debería hacer
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tan larga como otras veces y por eso decidí que saliéramos desde la casa de Jorge, cerca
de la Fuente de la Oliva.
Ahí nos tienes el domingo día 4 a las 8,30 de la mañana con un frío que pelaba a
un grupo de excursionistas dispuestos a la aventura. Salimos de casa de Rafa y tras 35
kilómetros de carretera mala de Los Cárceles, subida a la finca del Tochar y cogiendo el
camino de la izquierda en dirección al río, llegamos a casa de Jorge sobre las 9,15 de un
maravilloso y soleado día de invierno. Dejamos los coches al pasar la casa y nada más
bajar nos embriagaba un olor a romero y monte, nos preparamos para la marcha sin
llevar excesiva ropa que luego iba a sobrar, simplemente con los jerséis era suficiente.
Salimos a andar sobre las 9,30 un poco antes del cruce que sube al Moluengo,
cogiendo el camino que sale hacia la izquierda. 20 minutos de agradable y un poco
fresco paseo nos llevan al cruce que va hacia Fonseca, no tiene pérdida por el cartel de
Peligro de incendios y otros más pequeños indicando Villalgordo-Venta del Moro en
madera.
Además de nuestros sempiternos compañeros caninos Chaky y Snoopy llevamos
también un perro de capital llamado Tilín, que sus amos no le han dicho todavía lo que
es un coche, y el único que vimos en toda la mañana casi lo atropella.
Seguimos por el camino que coincide con los cortafuegos y paramos a la derecha
para ver una gran panorámica sobre las cárcavas y los cuchillos. Cogemos el camino de
la derecha hacia Fonseca y empezamos a bajar una gran pendiente mientras los grupos
de caminantes se van distanciando. El camino es bonito pero duro ya que empezamos en
la casa de Jorge a 750 m y bajamos al río sobre los 540 metros, muy duro para rodilla y
tobillos de nuestros pesados cuerpos.
Al llegar al río nos volvemos a agrupar otra vez y vamos caminando en un
agradable paseo a lo largo del río hasta llegar a los cuchillos sobre las 11. Admiramos
las impresionantes moles de piedra, algunas de más de 200 metros de altura. En la base
de los Cuchillos hay un proyecto de puente de hierro que nunca llegó a terminarse y por
las pasarelas laterales, los que no tengan vértigo pueden cruzar al lado opuesto y
contemplar los cuchillos desde la otra orilla que es la vista más impresionante si cabe.
Volvemos sobre nuestros pasos y en un muro de piedra damos cuenta del
obligado almuerzo, bocadillos, nueces y dulces no molestan para que la bota de vino no
pare, somos 10 y hay que beber rápido. Después de la inevitable foto de grupo con los
cuchillos al fondo, volvemos por el mismo camino, algunos ya con poca ropa. Hernando
ya va en camiseta.
Sobre las 12,20 llegamos a donde empieza la subida pero nosotros nos
desviamos por una senda que sube a la derecha junto a una valla metálica, la senda se
adentra enseguida en el monte, pero yo bajo hacia el río para ver como está el tema de
hacer una marcha por dentro del cauce por el rabo de la sartén; Jorge nada más que me
ve se une a mí, como también por supuesto Snoopy. La cosa no está muy mal y ya
planeo hacer una excursión. Los demás han subido por una senda que aunque muy
empinada, es muy agradable, al ir entre pinos por el monte, que sube hasta el
cortafuegos que llega al mirador natural sobre el Rabo de la Sartén. Jorge y yo
alcanzamos a José Miguel que se ha quedado haciendo fotos a una oruga, y los tres con
nuestros perros nos reunimos con los demás en los cortafuegos. La vista es espectacular
sobre los cortafuegos. Alguien propone subir al punto más alto del Rabo de la Sartén, y
allá que vamos todos a 664 metros, pero la vista no es tan bonita y nos decepciona un
poco a todos.
Sobre la 1 decidimos volver por los cortafuegos hacia el mirador dejando a la
derecha el camino de la Hoz de Vicente, con su terrible cuesta de la rambla de Juan
Martínez, la más dura que yo he subido por estos parajes.
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Antes de iniciar la marcha llega un coche de vigilancia de incendios y nos
quedamos de una pieza cuando nos preguntan ellos a nosotros, que cómo se llamaba ese
paraje.
La subida hasta el mirador es muy dura y se hace larga, es lo que pone dificultad
a esta excursión, y después de 30 minutos de dura ascensión, llegamos al mirador, los
otros pasan de largo porque piensan que habíamos seguido subiendo. Poco a poco cada
uno como puede a su ritmo se va salvando el gran desnivel y sobre las 13,45 llegamos al
cruce con el camino que baja a la Fonseca dejándolo a la izquierda, y todo a partir de
aquí se hace más llevadero porque las pendientes más duras ya las hemos superado.
A las 14,15 llegamos los primeros a los coches, con Javier tirando de mí que me
lleva hecho polvo, no pesan los kilos, pesan los años, y poco a poco van llegando José
Miguel, Paco, Jorge, María Victoria, Rafa, Ana Mari, Hernando y Ana con Tilín, que
aguantó mejor de lo que yo suponía, dado que en otras caminatas el perro lo ha pasado
peor. Todos contentos por la mañana de ejercicio que nos ha permitido deshacer algún
polvorón, pero dudando yo sobre todo, que los vuelva a pillar para otra, aunque ha sido
muy bonita por los majestuosos parajes que hemos visitado.
Otros 45 minutos de coche y al pueblo.
RABO DE LA SARTÉN 6-1-2004 QUIQUE-JORGE-JOSÉ MIGUEL
UNA PEQUEÑA LOCURA
Desde siempre el río Cabriel en su parte de las hoces me ha atraído fuertemente,
será porque debido a los grandes cañones siempre que hemos transitado por estos
parajes hemos tenido que hacerlo por arriba, tanto por la margen de Cuenca como por la
de Valencia. El caso es que me parece fascinante hacer el trayecto por dentro del río, y
esto sólo se puede hacer con la presa de Contreras cerrada, o sea en invierno, ya que
todo el verano está abierta y el caudal se multiplica en varias veces.
El caso es que cuando aquel domingo de enero se me ocurrió mencionarlo,
enseguida se apuntó Jorge (este se apunta a un bombardeo) y José Miguel, aunque
reticente, sabía que no me dejaría hacerlo solo. Yo ya lo había hecho en un par de
ocasiones, pero es una excursión que me apetece siempre.
Pues aquí nos tienes el día de reyes, que nos trajeron 4 grados bajo cero a las
9,30, saliendo para las hoces más o menos preparados.
Jorge iba pertrechado con un traje de neopreno muy adecuado para la ocasión,
José Miguel con sus vadeadores de pesca y sus botas antideslizantes (tampoco iba mal),
pero yo más confiado, iba con unas simples botas de agua y un pantalón impermeable,
sujeto con cinta de precinto y que luego pude comprobar que no eran en absoluto
suficientes.
Sobre las 10,15 nos adentramos en el río, al principio con mucha precaución y
aprovechando la senda que hay a la izquierda del cauce.
Para pasar un par de rocas que hacen el paso muy difícil, nos pegamos bien a la piedra
ya que aquí la profundidad era respetable y no queríamos empezar la marcha ya por el
agua por cierto el agua en las orillas estaba congelada, así como todas las plantas que
había en la orilla. También nos sorprendió la cantidad de nacimientos de agua que hay a
lo largo de todo el recorrido, algunos termales.
Al pasar estas rocas comprobamos que se iba mejor por el agua que por la orilla
y admirando el paisaje caminamos un buen trecho, por aquí era una delicia, estábamos
bajo el mirador de los cortafuegos y bordeando el rabo de la sartén, por su parte norte, el
murmullo del agua al correr nos relaja sobremanera y la mañana es espléndida. Después
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de tener que salirnos un par de veces del agua (sobretodo yo), debido a que se
remansaba y el nivel subía peligrosamente, llegamos a unas rocas donde daba un sol
muy agradable y sobre las 11 almorzamos.
Hemos avanzado bastante, menos de lo que yo pensaba, pues calculaba que la
marcha de hoy iba a ser demasiado corta, pero estaba bastante equivocado. Reanudamos
la marcha, unas veces por dentro y otras por fuera del agua aprovechando las sendas que
van haciendo los jabalíes para alcanzar el agua, hasta que llegamos a un punto que ha
habido unos desprendimientos de grandes rocas y los remansos de agua son bastante
profundos, yo decido salir por mi indumentaria deficiente y Jorge y José Miguel, siguen
por dentro. El avance se me hace dificilísimo porque aquí la maleza es impenetrable y
hay veces que no puedo ir ni hacia delante ni hacia atrás. Después de grandes esfuerzos,
varios arañazos y un desgarrón en mi pantalón consigo salir. Ellos por el cauce tampoco
lo han tenido fácil. Entonces ocurrió, entré en el río con ellos por donde parecía que
había poco agua y el nivel me superó la altura de las botas y estas se llenaron.
Todavía el hielo de las orillas no había desaparecido, ya que el sol no entra
prácticamente en la hoz. De todas maneras no sentía los pies demasiado fríos, será por
el esfuerzo o por la resignación, el caso es que me preocupaba más llegar lo antes
posible a la hoz de Vicente que el agua que llevaba. Por eso al llegar a un punto en que
se abría una pequeña senda en la margen derecha me lancé por ella, ya que la recordaba
de las otras veces que había pasado por allí, y que llevaba al mismo camino de la hoz de
Vicente. Quiero recalcar que esta senda es de animales y dudo que en muchos años
haya pasado nadie por aquí, debido a las zarzas, cañas, juncos y gran cantidad de
maleza. El avance se hacía muy penoso, pero yo sabía que estaba muy cerca, ellos
seguían por el agua con sus supertrajes.
Sobre las 12,45 llegué al punto final y unos 10 minutos después llegaron ellos.
Me quité las botas y sólo le faltó salir algún pez, porque, agua había de sobra. Era más
de medio día y toda la orilla seguía helada.
Por una terrible cuesta salimos del lecho del río hasta arriba de la hoz, donde nos
quitamos bastante ropa y entramos rápidamente en calor.
Atacamos la terrible rampa de la rambla de Juan Martínez pero por la parte
suave y sobre las 12,45 llegamos a los cortafuegos. Cogiendo la senda que sale a la
derecha a la altura de la señal de prohibido circular, llegamos en 5 minutos de rápida
bajada al coche.
Ha sido una marcha que si no dura, si se puede calificar de complicada y
emocionante y me deja pensando en volver a hacerla mejor equipado con traje total de
neopreno, sin mochila y hasta Vadocañas. José Miguel dice que es demasiado larga,
pero yo no dejo de pensar en ello. Además durante el recorrido hemos visto arriba en la
pared un agujero que me ha parecido demasiado cuadrado para que fuera natural y me
ha venido a la memoria la famosa ventana de los moros que contaban los hortelanos
hace muchos años y es otro reto a investigar más a fondo, o sea, que de una pequeña
locura puede que salgan dos y no sean tan pequeñas.
RUTA CIRCULAR DE LA GILA 25-1-2004
AMPLIANDO HORIZONTES (4 h 30’)
Desde que cayó en nuestras manos el libro de “Senderismo en la Manchuela”,
(magnífico), nos picó el gusanillo para hacer más rutas y sobre todo por el valle del
Júcar. Bueno aquí nos tenéis un domingo por la mañana al otro lado del puente
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poniéndonos las mochilas, los perros correteando y Hernando y Ana estrenando los
regalos de Reyes, dos sombreros y dos flamantes bastones “modernos”.
Empieza la marcha por la calle Batán para arriba, la primera subida es bastante
fuerte porque pasamos de 520 a 655 en el paraje “El Almendro”, aunque esto sólo sobre
el papel, porque nada más salir nos equivocamos de senda en vez de derecha tomamos
izquierda y al rato de ir por una senda que poco a poco desaparecía, vemos que vamos
mal y decidimos subir la montaña monte a través hasta encontrar alguna señal que nos
fuese conocida. Mal comienzo de nuestra aventura lejos del Cabriel.
En menos de 1 Km. hemos subido 150m y no precisamente en las mejores
condiciones, pero al llegar arriba y ver que estábamos en el buen camino nuestra moral
sube, además vemos las primeras vistas impresionantes sobre el valle del Júcar y allá
enfrente las Casas del Cerro, tras el barranco profundísimo de La Noguera. La mañana
promete soleada y el paseo se hace muy agradable porque ya vamos por un camino
totalmente llano que nos permite recuperar el cansancio y el tiempo perdido en nuestro
error inicial. Todo transcurre plácidamente hasta que llegamos a la Gila después de hora
y media de marcha. Antes nos hemos fotografiado bajo un almez que había junto al
camino y que nos ha sorprendido.
Al pasar La Gila ya vemos otra vez el Júcar en el embalse de Tolosa y
empezamos a bajar por una senda maravillosa, un poco pedregosa y por la humedad
resbaladiza. Vamos caminando maravillados por una suave pendiente hasta que ¡zas! El
regalo de Reyes de Hernando no pasó ni el rodaje, se partió por la mitad y se llevó una
buena culá con el consiguiente despotrique. Como se puede imaginar el cachondeo ha
sido importante. ¡Donde esté un buen palo de madera, que se quiten estas
modernidades!
La bajada sería perfecta, entre pinos, cornicabra, boj, si no fuese porque está
salpicada de basura, incluso un sofá y butacones, cajas de todo, una verdadera
porquería, estas son las cosas que nos ponen de mal humor. Cuando llegamos abajo nos
damos cuenta del trabajo impresionante que ha supuesto hacer esta senda, toda ella
soportada sobre hormas de piedra. Pensamos que la harían los de La Gila para bajar al
río.
Una bandada de patos en “V” nos deja fascinados, la variedad de la fauna que
estamos viendo nos tiene sorprendidos, antes José Miguel ha estado a punto de
fotografiar a dos cabras monteses, pero Chaky se ha ocupado de espantarlos.
Sobre las 11 llegamos al puente de Tolosa sobre el río y buscamos sitio para
almorzar. Hemos descendido de 685 en la Gila a 505 en el puente en sólo 1,5
kilómetros. Patos debajo del puente y lejos una polla de agua.
Legamos a Tolosa y nos sorprende una monja tirando la basura, José Miguel le
pregunta que si había un convento por aquí y ella contesta que no, que está enferma y
por eso la han mandado a casa, ¡cómo está el clero!
Almorzamos bajo un platanero al lado de la fuente, a la que llega un hombre
mayor con una burra, con el consiguiente escándalo de nuestros perros que nunca han
visto nada parecido y no paran de ladrar, sobre todo Tilín. Ana le pregunta si vive
mucha gente allí y nos dice que durante la semana son 12, pero que el fin de semana se
llena de turistas.
Se está muy bien allí, ahora la vista es hacia arriba y también es bonita. El
camino nos lleva de paseo por la aldea y enseguida empezamos a subir por un antiguo
camino de carros, todo de piedra, aunque totalmente abandonado, lo que en ocasiones
hace que sea bastante difícil, pero cuando está bien no es demasiado pesada la subida,
por supuesto nada que ver con la subida inicial.
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Llegamos a las Casillas de Tolosa, sobre unas vistas maravillosas sobre el río, y
nos sorprende por la cantidad de pozos, hasta 5 alineados. En la actualidad sólo son
corrales de ganado, que por cierto huelen muy mal.
Continuamos otra vez por la llanura manchuela, aunque esta vez por la orilla
contraria del río y cuando menos lo esperamos se nos arranca de los pies una liebre y
Snoopy y Chaky (ilusos) salen como alma que lleva el diablo de tras de ella, una carrera
digna de los mejores galgos, pero con el resultado sabido de antemano, a pesar del
apoyo de Tilín que corría lo que podía detrás de todos, la liebre desapareció en la
lejanía.
El camino se queda a la derecha y la guía nos lleva por la orilla del barranco
sobre el río, por lo que la vista nos conmueve por su belleza, aunque la cantidad de
piedra suelta hace que el caminar se nos haga difícil, ya vemos el castillo de Alcalá a lo
lejos y parece que nos queda poco.
Snoopy coge una culebra que venía por las piedras, aunque se le escapó, yo creo
que ni él sabía lo que hacer con ella, nunca había visto una.
Comentamos lo curioso que en la orilla derecha del río la vegetación sea
impresionante y en la izquierda, ni un mal romero, todo pelao.
Cuando ya el cansancio va haciendo mella en todos, llegamos a la aldea de Las
Eras en teoría sólo a 20 minutos del castillo, y aquí viene nuestra única queja de la
guía, ya que todo está detallado al milímetro durante todo el día, excepto la salida del
pueblo que nos confunde una vez y otra un vecino. El caso es que vemos la senda que
teníamos que haber cogido pero 50 metros por debajo. Bajamos como podemos y Ana
se vuelve al pueblo y nos espera allí. Una lástima porque la senda va por la espalda de
Alcalá y la vista sobre las rocas erosionadas y sobre el río es espectacular, pero bajamos
con el mal sabor de boca de este incidente.
Por fin llegamos al castillo y a toda prisa para abajo por las interminables
callejuelas del pueblo. ¡Qué incomodidad para vivir!, todo cuesta arriba y por
callejuelas súper estrechas.
Sobre las 2 y media llegamos al coche, 5 horas y media de marcha, una hora más
que en la guía, por el almuerzo y por la mala información del último tramo que nos
agria un poco la mañana, aunque la marcha ha sido preciosa, nos marca otras para más
adelante ¡volveremos!
ALCALÁ- LA RECUEJA-ALCALÁ 31-1-2004
CUEVAS
Paseo cómodo y tranquilo a lo largo del río Júcar.
Salimos sobre las 8,30 de un día gris, pero de muy buena temperatura, apenas
clareaba cuando cruzamos el puente romano de Alcalá, saludamos a un hombre mayor
que como todos está cansado de cama.
Tomamos el camino a la izquierda bordeando el peñón sobre el que se asienta el
castillo y enseguida las primeras cuevas, arriba en la pared las del Diablo y las de
Massagó, con mucha propaganda, aunque vemos que la montaña está muy agujereada,
salen muchísimas ventanas a este lado de Alcalá al que hemos dado la vuelta; el río a
nuestra izquierda. Nos acompaña un hermoso sonido de canto de pájaros que nos alegra
la mañana, hoy la fauna sólo va a ser aérea, ya que sólo veremos y oiremos sobre todo
pájaros.
A nuestra derecha una inmensa pared salpicada de “viviendas cueva”, si a esos
agujeros se les puede llamar así. Pasamos a uno de ellos que parece un poco mejor
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conservado, aunque inhabitable, y vemos que tiene una chimenea y un par de huecos
que parecen ser habitaciones, todo picado en la pared.
Aunque la mayoría han desaparecido, en la pared se observan las marcas de sus
antiguos pobladores, pensamos que la miseria debía ser muy grande, todas están sobre
la pared, no hay ninguna que quite ni un metro cuadrado de huerta. Al estar el valle tan
encajonado la única tierra cultivable era la de al lado del río.
Esto en primavera debe ser muy bonito, hoy está un poco gris y triste.
Nuestro caminar se hace un poco monótono porque no pasa nadie por este
camino y el paisaje se mantiene siempre igual, incluso la guía que llevamos siempre tan
puntillosa no tiene nada que contarnos.
Nogueras, chopos, algún almez, higueras (una incluso con fruto), mucha huerta
sin nada, algún laurel y en las laderas de la derecha boj y esparto.
En la margen contraria hemos visto la ermita de San Lorenzo. Tras pasar el
Barranco del Cura, ¿A qué deberá su nombre?, llegamos después de casi 2 horas a La
Recueja.
Pasamos por unas pequeñas y limpias calles hasta la plaza, pequeña pero
coqueta, con su fuente, iglesia y ayuntamiento, como debe ser con su reloj (10,30), sus
banderas y su tablón de anuncios.
Cruzamos el río y en un pequeño parque nos disponemos a almorzar, hoy sin
bota porque ya no ha soportado más y en la última se jodió... Pensamos volver por la
carretera para variar un poco la monotonía de la mañana ya que hemos comprobado que
prácticamente no tiene tráfico.
Me dispongo a atar a Snoopy con una cuerda que le he robado a un hortelano
(necesidad obliga), pero me resulta imposible, él nunca ha estado atado, después de
tironear como una fiera saca la cabeza por el collar tras varios intentos y después de
mucho quejarse logro ponérsela, aunque a él no le hace ninguna gracia. Sin embargo,
Chaky muy formal con su cuerda atada al collar sin rechistar (trabajo de Paula).
Salimos hacia la carretera y nuestra primera sorpresa es una señal que nos marca
Alcalá 11, cuando por el camino hemos hecho 9,5 (mal empezamos). Un canal desviado
del río nos va a acompañar durante varios kilómetros.
Al poco de salir del pueblo, nos sorprende la megafonía anunciando que “ha
llegado un camión con mantas y colchas muy baratas”, comentamos que es la primera
vez que oímos algo así.
Snoopy lo de la cuerda lo lleva fatal y decido soltarlo porque en un par de
kilómetros sólo ha pasado un coche, Chaky sigue tan formal al lado de José Miguel.
Aquí el paseo es entre pinos y cipreses, entre la carretera y el canal, se camina
muy bien, aunque el asfalto quema la planta de los pies, menos mal que es invierno, en
verano sería insufrible.
En una parada para hacer una foto, aprovecho y aunque él no quiere, vuelvo a
atar a Snoopy (a los críos un capón a tiempo puede evitar males mayores) y poco a poco
se va acostumbrando a caminar a mi lado, aunque él siempre quiere ir el primero.
Vemos un mojón kilométrico al lado de la carretera y comprobamos que
tardamos 11 minutos justos en cada kilómetro, como veis nos entretenemos en cualquier
cosa dada la monotonía de la caminata.
En una curva después de pasar bajo la ermita hay unas rocas que dan la
impresión que cubren la carretera a modo de visera y pensamos que Parreño con el
autobús debe pasar justo. En la curva siguiente vemos que una máquina ha dejado al
descubierto cuevas de champiñón abandonadas. Sorprende lo bajas que eran, pues una
persona no se puede poner de pié.
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Al otro lado del río vemos las cuevas de Garadén, según dicen, árabes, en lo alto
del precipicio, es increíble la cantidad de agujeros que tiene la montaña.
Pasamos al lado del moderno cementerio y poco a poco nos acercamos a Alcalá.
Ya vemos arriba las Eras, primero el castillo y luego las primeras casas de Alcalá.
Después de 2 horas de paseo por carretera en el que nos han cruzado la friolera de 8
coches y en la que parece que Snoopy se ha acostumbrado a la cuerda.
En todas las marchas se aprende algo, los perros al ir a nuestro paso no han
hecho ni sed. Los acerco al río en la playa y ni siquiera han hecho por beber.
Sorprende que tanto este río como el cabriel, prácticamente no es posible
acercarse al agua debido a la gran cantidad de maleza que crece en sus orillas. Aunque
parece que el paseo ha sido aburrido, es impresionante los cortados tan grandes que hay
a ambos lados, la cantidad de vegetación, aunque no se aprecia por la estación que
estamos y la cantidad de aves, patos, águilas y otros desconocidos (nos hace falta un
ornitólogo) que a lo largo del trayecto, y por una vez y sin que sirva de precedente
vamos a llegar a una hora prudente a casa.
LOS CARCELES PASEO POR EL MONTE DE VILLAMALEA
ALTA TECNOLOGÍA 15-2-04 (3 h 50’)
Salimos de Villamalea con una temperatura fresca pero adivinándose un día
magnífico. Conforme nos acercábamos con el coche por la carretera de los Cárceles el
paisaje es espectacular, a lo largo del río lo cubría una densa capa de niebla que seguía
todo su curso. Por encima, el sol empezaba a salir como una gigantesca galleta allá por
el horizonte.
Dejamos el coche en el albergue y como todo lo cubre la niebla la temperatura
ha bajado muchísimo hasta -2’5º y todo aparece cubierto de escarcha.
A las 8’10 comenzamos a andar hoy no voy con José Miguel, sino con Hernando
y también cambia el perro, no el Chaky sino Tilín. Salimos a la calle principal y
cogemos el camino que sale a la derecha hacia los aseos.
5’ Llegamos al puente después de una leve subida a la derecha el túnel, nosotros
seguimos de frente.
Las manos y la cara se nos congelan la niebla sale del río y el sol todavía no
calienta, el camino transcurre. Hacia el Molino Abellán con un paseo muy agradable
aunque gélido.
17’ A la izquierda tenemos un invernadero.
25’ Molino de Abellán, primera referencia importante de la ruta de hoy. A la derecha
unas ruinas nos recuerdan lo importante que fue este molino en sus tiempos, además hay
restos sobre el río de que aquí habría un puente. El sonido del agua es muy relajante
debido a unos pequeños rápidos que animan el tranquilo caminar del río. Se echa en
falta la cantidad de pajarillos que tiene el Júcar, sin embargo el paisaje es excepcional.
37’ Llegamos a unas huertas nuevas que hasta hace poco estaban abandonadas, el
camino sube hacia la derecha abandonando el cauce del río, nosotros tomamos una
senda que sale de frente en la misma curva, enseguida se convierte en un antiguo
camino invadido por la vegetación.
43’ Llegamos a la rambla del barranco de La Canaleja. Este es un punto difícil en la ruta
y con el río suelto el agua le entra rambla arriba.
Al cruzar la rambla el camino se pierde y seguimos paralelos al río por sendas
hechas por los animales entre la vegetación a pesar de su dificultad este trayecto es
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corto. Después de unos 10 minutos de esfuerzo, al cruzar una pequeña rambla
abandonamos el río y subimos a media ladera con el río a nuestra espalda, un poco más
arriba adivinamos el camino que viene de los cárceles y nos conducirá a La Rueda.
51’ Tomamos el camino hacia la izquierda, la temperatura va subiendo poco a poco, y
después de la dificultad anterior se agradece el camino.
1 h La Rueda, al llegar bajamos por la orilla del agua para hacer una parada obligatoria
en la nueva noria. El río en este punto está magnífico como siempre en esta zona. Mi
padre y mi abuelo fueron los que hicieron la antigua noria. La actual es nueva restaurada
hace 4 años y ya no gira.
Pasada la noria dejamos el río que no volveremos a ver en toda la mañana hasta
que acabemos la etapa en Los Cárceles. En el primer cruce que nos encontremos
tomamos a la derecha atacando la subida más fuerte de toda la marcha. Al llegar a la
primera curva del camino tenemos el premio de una estupenda vista, que de paso nos
viene muy bien para recuperar el aliento.
1 h 10’ Llegamos al cruce del camino que va a los cárceles por el monte, si alguien se
siente fatigado puede volver por el camino de la derecha, nosotros continuamos
siguiendo hacia arriba buscando el camino que nos llevará a la Huerta Carreras. Al
pasar la primera curva a la derecha a unos 50 m. sale un camino perdido a la izquierda
por el que nos desviaremos dejando el camino principal que va hacia La Casa Cañá.
Pasamos por unas colmenas (precaución) y seguimos el camino rodeando un
pino que hay enfrente hacia la izquierda.
1 h 25’ Después de un hermoso paseo por un camino invadido por la vegetación y
olvidado por los hombres, llegamos al barranco de la Sepulturilla, con un puente
cortado, por lo que debemos bajar al cauce de la rambla y subir de frente. En la base del
puente hay una marca de GR blanca y roja que sorprende por su buena conservación, en
comparación con las que se ven por otros sitios de nuestra ruta. Esto es debido a estar en
una zona donde no le da el sol nunca.
Hay que hacer un pequeño esfuerzo pero el paseo y el paisaje lo merecen. Al
cruzar la rambla y volver al camino, éste prácticamente está desaparecido entre la
vegetación, hay que continuar paralelo al barranco, observar la gran variedad de
vegetación y lo relajante de las vistas.
1 h 33’ Llegamos a otra pequeña rambla en la que el camino solamente se intuye, hay
que continuar hacia la izquierda, cruzamos la rambla y seguimos de frente hasta un pino
que vemos con otra marca de GR y giramos hacia la izquierda, aquí el camino se hace
más evidente.
1 h 40’ En lo alto del camino encontramos una antigua construcción de la vía Baeza –
Utiel, muy bien construida, a la que sólo le falta el tejado. Debajo, por un camino que
más adelante saldrá a la izquierda hay otro túnel. A unos 300 m. dejamos ya este camino
abandonado que llevamos y nos incorporamos a otro mucho más transitado, seguimos
hacia la derecha. Después de unos 500 m relajantes llegamos al cruce con el camino que
viene del Cuerno de la Vid, lo seguimos a la izquierda en dirección al río, y después de
una curva a la derecha dejamos el camino que llevamos. En este cruce nos vamos hacia
la derecha, enseguida hay un camino que nos sale a la izquierda, va a otro túnel,
nosotros seguimos rectos entre un bancal de almendros y otro de olivos.
2 h A la izquierda del camino vemos el majestuoso puente de la Huerta Carreras, sobre
la rambla del tollo de la Tortuga. Al frente las primeras casas donde pensamos hacer una
parada en la fuente para almorzar. Al puente se puede subir no sin cierta dificultad si no
tenemos miedo a las alturas y a rasparnos un poco el pantalón en la bajada.
Ya en la huerta pasamos por detrás de la primera casa, continuamos por el
camino que hace una curva a izquierda, en la que sale un camino hacia arriba que
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dejamos, nosotros seguimos recto, enfrente vemos el puente, cruzamos el camino que
viene de arriba y nosotros seguimos recto entre un corral de ganado a la derecha y una
casa hundida a la izquierda. El camino transcurre entre casas, a la derecha la de
Quinciano y Fran y a la izquierda la del Nino (el último maqui, que murió en 2003).
Seguimos recto hasta la fuente carreras, al lado de la decorada casa del Venta.
2 h 6’ Almuerzo
Nos encaminamos hacia el Huerto Jarque dejando la casa y fuente a la izquierda. El
camino que pronto se convierte en senda va junto a la rambla del Tollo de la Tortuga
por la margen izquierda, nos encontramos con una nueva marca de GR en medio de las
huertas y pasamos junto a una balsa y enseguida al huerto.
2 h 16’ Pasado el huerto Jarque y después de rodear una cadena que impide el paso a los
coches, llegamos al camino que nos va a llevar a la Casa Cañá, lo seguimos a la
derecha. El camino discurre sobre el trazado de la vía entre almendros. Llegamos a un
cruce y seguimos recto, a la izquierda sube hacia Villamalea y a la derecha va a la
huerta de Carreras.
2 h 34’Llegamos a otro cruce, a la izquierda para la Casa Cañá y a la derecha hacia La
Rueda.
2 h 37’ Muy poco antes de llegar a la Casa Cañá tomamos el camino que sale a la
derecha que nos llevará hasta la carreterilla de Los Cárceles.
2 h 49’ Llegamos a un cruce con curva en el que nosotros seguimos a la izquierda. El
camino por aquí vuelve a ser muy bonito, ya hemos dejado las tierras de labor y estamos
otra vez en pleno monte.
3 h 18’ Llegamos a la carreterilla y a partir de ahora tenemos que ir más pendientes de
los coches. Poco antes de nuestro destino llegamos al mirador, que no por mucho visto
deja de sorprendernos. Cuenca de frente, nosotros en Albacete y Valencia al otro lado
del río.
3 h 50’ Llegamos de nuevo al Albergue. En tiempo real han sido 4 h y 30’
RAMBLA DE MORTANCHINOS
UNA AVENTURA SALVAJE
Esta rambla nace en el mismo pueblo de El Herrumbrar bajo el campo de fútbol,
aunque para recorrerla es aconsejable hacerlo desde la Huerta de Pulio, bajando desde
el Corral de Don Luís o también desde el Cerro Cabeza Horadá, dejamos el coche entre
los pinos y descendemos una empinada ladera hasta llegar al lecho de la rambla.
Enseguida nos sorprenden los cortados que hay a ambos lados. Por aquí va seca y
podemos avanzar con comodidad por un paseo muy agradable. Hay bonitas cárcavas y
cortados. Después de 45’ llegamos al cruce con la rambla de Los Noguerones, que
aunque seca, en momentos de tormenta debe impresionar su caudal.
Vamos caminando muy bien a un lado y otro de la rambla hasta que empieza a
llevar agua y las zarzas y maleza no nos dejan avanzar por dentro. Subimos como
podemos por nuestra derecha hasta el camino que tomado hacia la izquierda nos llevará
al paraje de Mortanchinos. Después de la fuerte subida llegamos al camino, volviéndose
el paseo de nuevo muy agradable.
Llegamos al nacimiento, que es un paraje muy hermoso, con el rumor del agua,
unos paelleros y caseta.
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Seguimos por dentro de la rambla por una senda, y enseguida las rodadas de las
motos, que no nos hacen ni pizca de gracia, aunque más tarde nos alegremos de verlas.
Al poco de caminar pasa lo de antes, no podemos seguir por el lecho a causa de
la vegetación que nos cierra el paso. Otra vez monte arriba por la derecha de la rambla,
vamos caminando por medio de la ladera por algo que nos parece una senda, pero que a
veces se pierde.
Cuando llevamos 1 hora por el monte vemos Vadocañas abajo y decidimos
tomar el camino que viene de Villamalea y que está totalmente abandonado, por allí no
puede pasar ningún vehículo.
Una vez que disfrutamos del estupendo entorno de Vadocañas, decidimos que la
vuelta la vamos a hacer por el margen izquierdo de la rambla. Así cruzamos la rambla
de Consolación y tomamos la de Mortanchinos.
Empezamos muy bien por el cauce hasta que a poco más de un kilómetro nos
atascamos de nuevo, subimos a media ladera y nos encontramos con una antigua
acequia por la que mal que bien vamos avanzando. De pronto vemos una pasarela sobre
la rambla y no sabemos si bajar o subir. Decidimos subir y salimos a las tierras de labor
por donde va lo que parece un camino y a nosotros nos sabe a gloria después del mal
rato que hemos pasado en la ladera de la rambla. Entonces vemos las rodadas de las
motos y por una vez nos alegramos. Avanzamos por ellas con rapidez hasta que nos
bajan otra vez al cauce de la rambla y debemos cruzarla, enseguida reconocemos la
senda del nacimiento y llegamos a este.
Como se nos ha hecho tarde regresamos por el camino de la margen derecha de
la rambla, pasamos por el pulpitillo y cruzamos la rambla de Los Noguerones y después
de buenas cuestas llegamos hasta el coche.

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